El ex presidente del Banco Central, Carlos Massad, entró de lleno al debate sobre el proyecto de Reforma Tributaria, que en los primeros días de junio comenzará a ser debatido en el Senado, tras su aprobación en la Cámara Baja.
Cualquier reforma tributaria que tienda a aumentar los recursos fiscales tiene efectos sobre la gente, por el simple hecho de que la gente está acostumbrada a cierta forma de tributación y, cuando se la cambian, tiene que adecuarse a la nueva legislación; y, por la misma razón, tiene un costo en términos de actividad y de orientación de recursos.
El ex directivo del Banco Central sostuvo que «lo que tenemos que hacer es buscar la manera de minimizarlos y una manera de hacerlo es discutir esto no bajo amenazas, sino bajo el concepto de que es una contribución al país y no un castigo».
FUT y elusión
Respecto al Fondo de Utilidades Tributables (FUT), el economista plantea revisarlo, pero no eliminarlo.
La propuesta de eliminar el FUT la pondría en términos de revisarlo, y hay varias alternativas, y una de ellas es mantenerlo restringido, limitado en sus montos en relación al total de las utilidades de la empresa, dirigido a ciertas actividades específicas de la empresa, y no al financiamiento general, porque a veces financian actividades que no son deseables.
Sobre la elusión, el ex ejecutivo fue claro en señalar que no es un delito, sino simplemente la aplicación de incentivos que están en la propia ley.
La elusión es simplemente la aplicación de los incentivos que las propias leyes establecen. Por ejemplo, si me dicen que haciendo una sociedad pago menos impuestos que no haciendo una sociedad, hago una sociedad. Toda persona y toda empresa cuando analiza sus actividades económicas tienen
que buscar la manera de minimizar sus costos, y uno de los costos es el costo tributario.
Una forma de evitar la elusión es igualar los impuestos a las personas y a las empresas, porque una forma que impulsa la elusión es la diferencia de impuestos entre empresas y personas.
Un requisito es que contribuyan más los que poseen más. Aquellas que cumplen con los requisitos básicos deben ser discutidas con calma, con un análisis técnico pero sometido al juicio político, porque al final la distribución de costos en la sociedad es un problema político, no es un problema técnico.