El proyecto es promovido por los ministerios de Economía y de Transportes (MTT), y forma parte de la Agenda de Impulso Competitivo que la primera cartera trabaja desde hace más de un año.
El proyecto busca nivelarse en todo sentido, por que es inviable el negocio, explican en el Ministerio de Economía.
Aunque aún se afinan los números, se indica que la idea es eliminar la obligación de incrementar en 6% el valor de la oferta para la licitación y buscar una tasa adicional más pareja con el impuesto de primera categoría que grava a las empresas por sus utilidades, hoy con el 18,5% y que con la reforma tributaria aumentaría a 20%.
Ese tributo se aplica sobre utilidades y en el caso de las navieras es un impuesto a la venta, lo que evidentemente es una distorsión grande”, agregan en Economía.
Una referencia: en el mismo artículo de la Ley de la Renta se señala que las navieras que hacen comercio exterior pagan un 5% por el arriendo de sus naves.
La apertura del cabotaje marítimo es resistida por los privados, quienes aseguran que la norma chilena es menos rígida que en otros países. El gerente general de la Asociación Nacional de Armadores, Arturo Sierra, ha sostenido que “en Chile la reserva de cabotaje no es absoluta y es más flexible que en otros países”.
El gobierno cree que al levantar la restricción a los barcos extranjeros, una nave que, por ejemplo, ingresa por el norte del país con destino a Valparaíso, una vez que deja la carga en el puerto de la V Región podría retornar a su punto de origen con carga para terminales intermedios, o bien, hacer varias rutas entre puertos locales.
“Esto aumenta en forma sustantiva la posibilidad de transporte. Esa oferta mayor, tanto en capacidad como en frecuencia, obliga a competir por precios”, aseguran las mismas fuentes.
Un punto central para la autoridad es que, a la larga, eso también puede generar un abaratamiento de productos de uso significativo para la población y la economía, como el petróleo y combustibles en general, que se transportan por mar. “Si se permite el cabotaje a navieras extranjeras a precios más competitivos y con una cancha más pareja, lo que podría ocurrir, por ejemplo, es que Enap reduciría el costo que le significa distribuir el petróleo que importa, en especial hacia las zonas extremas”, estiman en Economía.
Hoy, de hecho, cada vez que la estatal trae al país el crudo que compra en el exterior a través de naves extranjeras, debe trasladarlo a barcos chilenos para distribuirlo, incluso cuando el buque que trajo sus importaciones haga el mismo recorrido con sus containers vacíos.
“Es más, si el barco extranjero que trae el petróleo descarga una parte del volumen transportado en el puerto de Valparaíso para su refinería de Concón, la estatal debe descargar todo el crudo restante en otra nave chilena para transportarla a otra refinería”, añaden las fuentes.